Vagando por el Quai des Célestins piso unas hojas secas y cuando levanto una y la miro bien la veo llena de polvo de oro viejo, con por debajo unas tierras profundas como el perfume musgoso que se me pega en la mano. Por todo esto traigo las hojas secas a mi pieza y las sujeto en la pantalla de una lámpara. Viene Ossip, se queda dos horas y ni siquiera mira la lámpara. Al otro día aparece Etienne, y todavía con la boina en la mano, Dis donc c'est épatant, ça!, y levanta la lámpara, estudia las hojas, se entusiasma, Durero, las nervaduras, etcétera.
Una misma situación y dos versiones... Me quedo pensando en todas las hojas que no veré yo, el juntador de hojas secas, en tanta cosa que habrá en el aire y que no ven estos ojos, pobres murciélagos de novelas y cines y flores disecadas. Por todos lados habrá lámparas, habrá hojas que no veré.
Y así, de feuille en aiguille, pienso en esos estados excepcionales en que por un instante se adivinan las hojas y las lámparas invisibles, se las siente en un aire que está fuera del espacio. Es muy simple, toda exaltación o depresión me empuja a un estado propicio a
lo llamaré paravisiones
es decir (lo malo es eso, decirlo)
una aptitud instantánea para salirme, para de pronto desde fuera aprehenderme, o de dentro pero en otro plano,
como si yo fuera alguien que me está mirando
(mejor todavía – porque en realidad no me veo – : como alguien que me está viviendo).
("Rayuela", capítulo 84 - Julio Cortázar)
4 turistas:
me encantó ese libro, y eso que en el insti odiaba que nos mandasen libros para leer ...
por cierto,ya era hora de que volvieses a escribir ...
feliz finde !
pues bueno al menos divertido se prevee ... mañana la pinchada y fiesta del verano, y hoy por el centro de tapeo, no está mal ...
espero q sea leve la guardia, buen finde !
actualiza ya, nooooo ????
DE LEJOS Y DE CERCA, JEJEJE
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